Capítulo 236 Si hubiera sabido que él también vendría, habría cambiado el día
Angélica, al escuchar los comentarios de los chicos, levantó rápidamente las manos en señal de disculpa y aclaró:
—¡no se preocupen!
Francisco, sonriendo amablemente, miró a los chicos y, con un tono sereno, les dijo: —Deben tener más cuidado, pudieron lastimar a alguien.
Los chicos asintieron rápidamente, se disculparon de nuevo y, abrazando el balón de baloncesto, se alejaron corriendo.
—Gracias por lo de antes. Si no me hubieras detenido, probablemente ahora estaría en el hospital. —dijo Angélica.
—Fue pura suerte que pasara por aquí. Si la pelota hubiera ido un poco más lejos, ahora estaríamos nosotros dos en el hospital. Mejor agradezcamos que los chicos no son tan malos jugando.
Las palabras de Francisco hicieron reír a Angélica, disipando la incomodidad que había sentido momentos antes.
—¿A que viniste a la Universidad Marítima? —le preguntó él.
—Nuestra empresa ganó el proyecto para construir la nueva biblioteca de la Universidad Marítima. Necesito ver el lugar para hacer el

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