Capítulo 14
El cansancio de la hipnosis se fue desvaneciendo y Verónica abrió los ojos
Gustavo le ofreció un vaso de agua tibia: —¿Cómo te sientes?
Ella bebió un sorbo: —Mucho mejor.
Gustavo guardó silencio unos segundos antes de hablar: —Durante la sesión de hipnosis, repetiste el nombre de Jairo con mucha agitación.
Los dedos de Verónica se crisparon sin que ella lo notara.
Él continuó con suavidad: —¿Todo lo que has vivido está relacionado con ese tal Jairo?
—Es mi exesposo. —Respondió Verónica, con la mirada serena.
Gustavo asintió, pensativo: —Entonces, ¿tus traumas tienen que ver con tu paso por la cárcel?
Verónica alzó la cabeza, sorprendida. ¿Cómo sabía que había estado presa?
Los fragmentos de memoria se ensamblaron de golpe.
La sala de visitas de la prisión, un psiquiatra con bata blanca que la entrevistaba de manera rutinaria.
¡Era él!
Por eso, desde el primer encuentro, su rostro le resultó familiar.
Una mueca irónica se dibujó en los labios de Verónica: —Hace tres años, en la cárcel d

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