Capítulo 67

Abruptamente, solté su mano y le dije con frialdad: —Rafael, ya no te amo. El amor que sentía por él se había esfumado con las lágrimas el día que murió mi madre. En este amor, que consumió mi juventud de forma tan desgarradora, hasta indirectamente causé la muerte de quien más me amaba... Si aún siento algo por él, eso es solo odio. Rafael negó con la cabeza, incrédulo: —No, no lo creo. Todavía estás enojada conmigo, ¿verdad? Respiré hondo, cansada de discutir: —Rafael, ¿realmente crees que tiene sentido discutir esto ahora? ¡Sofía está embarazada de tu hijo! Aunque ese niño no es tuyo biológicamente... Y yo, que estoy a punto de divorciarme de ti, llevo en mi vientre a tu hijo biológico. Pero eso es algo que probablemente nunca sabrás. —Luchita, esa noche estaba borracho, confundí a Sofía contigo... —¡Rafael! —No pude soportar escuchar más y lo interrumpí fríamente.— Basta, vamos a terminar con los trámites del divorcio. Dicho esto, me dirigí hacia el Registro Civil. Rafael vaciló un