Capítulo 4
Lorenzo se quedó paralizado. Con voz cargada de incredulidad, preguntó: —¡Imposible! ¡Ella y yo habíamos acordado, y su cumpleaños es mañana! ¿Cómo pudo pasar esto?
El asistente, con una expresión preocupada, susurró: —Señor Lorenzo, en ese momento, los miembros de la tripulación dijeron que la señora Vanessa subió al yate sola y parecía estar de mal humor. Luego...
—¡Imposible! —interrumpió Lorenzo, elevando la voz sin poder evitarlo—: ¡No lo creo! ¿Cómo subió sola? ¿Por qué no me llamaron?
El asistente vaciló un momento y, con cautela, respondió: —Señor Lorenzo, los miembros de la tripulación dijeron que intentaron llamarlo toda la noche, pero... su celular estaba apagado.
Lorenzo bajó la vista hacia su celular y, efectivamente, la pantalla estaba oscura.
Rápidamente presionó el botón de encendido, miró a Rosa y en sus ojos brillaba un resplandor frío: —¿Fuiste tú quien apagó mi celular?
Rosa se sorprendió un momento, pero enseguida se defendió: —¡Lorenzo, no apagué tu teléfono! Tal

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