Capítulo 13

Alejandro no sabía que, a tan solo tres cuadras de distancia, Sandra y el niño vivían en una casa. —Buen niño, niño lindo, duerme rapidito, ¿sí? Déjame pasar un ratito con tu mamá, ¿de acuerdo? Joaquín sostenía al niño en brazos, tarareando sin ton ni son una canción inventada, dando vueltas por toda la sala mientras intentaba hacerlo dormir. Pero cuanto más giraba, más reía el niño, estirando sus pequeñas manos para atraparle las puntas del cabello semilargo. Joaquín cantaba y se balanceaba, y una hora después, finalmente mostró una expresión de rendición al preguntarle a la madre del niño: —Sandra, ya se me acabaron los trucos... ¿Cuándo se supone que se duerme este pequeño demonio? Sandra se reía mucho, tomó al niño y lo acurrucó en sus brazos. —Ya te lo dije, durmió mucho en la mañana, y ahora no tiene sueño. Además... Le gustas mucho, y no quiere separarse de ti. Joaquín se sintió feliz y resignado a la vez. —Pero si él no duerme, ¿cómo voy a tener una cita con su mamá? Ese sembla