Capítulo 89
—Silvi.
Silvia se volvió y miró a Eduardo con cierta sorpresa. —Qué coincidencia, ¿tú también vienes a comer?
—Sí, un cliente me citó aquí.
Al acercarse, Eduardo preguntó: —¿Vienes sola o…?
—Con Carmen.
Los ojos de Eduardo brillaron levemente y le hizo un par de preguntas sobre cómo le había ido últimamente.
Caminaron charlando y riendo hacia el interior del restaurante.
Armando los observaba con una mirada helada y luego cerró la puerta del auto con un fuerte "¡pam!".
Al final no fue a reclamarle.
Solo era una comida entre amigos.
A ojos de Armando, sin embargo, no parecía una coincidencia que Silvia se encontrara con Eduardo en la puerta del restaurante: estaba seguro de que habían quedado.
—Entonces yo me voy, quedamos otro día.
—De acuerdo.
Se despidieron en el rellano de la escalera del segundo piso, y Silvia siguió al camarero hasta un reservado en el tercer piso.
—Silvi, ¿qué te gustaría comer?
Carmen ya estaba sentada en el reservado, y a su lado había una copa de vino previame

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