Capítulo 104
Pero Xavier no se rindió tan fácilmente. La agarró del brazo, impidiéndole dar otro paso. Sus ojos estaban casi inyectados en sangre. —¿Te tocó, Laure? Contéstame.
—¡Alguien lo drogó! —gruñó Laure, mirándolo fijamente.
—¿Qué? —Xavier se quedó boquiabierto.
“Logré calmarlo un poco, pero no puedo hacer mucho más para ayudarlo, así que lo llevaré al hospital ahora mismo”.
Laure apartó la mano de Xavier y gritó: —No tengo tiempo para lidiar con estas tonterías ahora, Xavier, pero recuerda lo que te digo. Si algo le sucede a Ludwig por esto, me aseguraré de que tú y tu familia paguen.
Sus palabras eran como cuchillas que se hundían en el corazón de Xavier. Se sentía como si alguien hubiera hecho un agujero en su ser. Sus mejillas estaban calientes y sonrojadas como si ella acabara de darle una bofetada en el encaje.
Xavier nunca esperó que Laure fuera tan hostil hacia él por otro hombre, ni tampoco había visto nunca una mirada tan feroz y decidida.
Había en ello una belleza fascinante.
—¡Vu

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