Capítulo 39

Laura contuvo la respiración. Había escuchado rumores sobre el caos dentro del círculo. Pero ver a siete u ocho hombres con dos o tres mujeres encima de cada uno, en medio del humo y el olor a alcohol bajo las luces de neón, le provocó náuseas. —¿Laura, verdad?—Hugo entrecerró los ojos.—Ven, siéntate aquí. Él dio unas palmaditas en el asiento a su lado; la mujer que estaba antes ya se había retirado discretamente. Laura no quería acercarse. —Clara, creo que me voy... Mañana por la mañana tengo escenas, no puedo desvelarme. No logró irse. Clara la tomó del brazo y la empujó hacia el lado de Hugo. —Hugo, Laura es tan comprometida con su carrera como yo. Incluso después del trabajo, no quiere relajarse, sigue pensando en sus escenas. Clara lo dijo con intención. Hugo lo entendió y prometió:—¿No son unas cuantas películas? Justo estoy invirtiendo en algunas buenas. La que te guste, el papel que prefieras, yo puedo decidirlo. Mientras hablaba, intentó tocar el rostro