Capítulo 298
En ese momento.
Justo cuando Diego, junto a la puerta, tocó el pomo con la yema de los dedos.
Giró la cabeza hacia ella y la miró de manera tranquila y distante: —Lo que dijiste hoy estuvo bien, bastante bueno.
Ximena se sorprendió, arrugó la cara y lo miró.
Sin embargo, Diego no mostró intención de hablar más.
Después de decir esto, entró en la habitación.
—...— Ximena no entendía.
Pero tampoco quería gastar más energía pensando en eso.
Entró también.
Puso las flores en su lugar, se dio una ducha y luego tomó la medicina de todos los días a la hora indicada.
Sin embargo, el cansancio no desapareció.
Decidió abrir la computadora y organizar las ideas y la dirección general del proyecto militar por un rato.
Sin darse cuenta, ya había pasado de las once.
Ximena se frotó el cuello y decidió que era hora de acostarse.
Pero, en cuanto se sentó, experimentó un dolor sordo en su abdomen.
La sensación familiar volvió con fuerza.
Instintivamente, se abrazó las piernas para calmarse un poco.
El

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