Capítulo 35

Alberto lanzó una mirada reprobatoria a Teresa: —¿Podrías hablar menos? ¡Lucía está aquí! Teresa, indiferente, replicó: —Ella no puede oír de todos modos, y aunque pudiera, ¿qué? Todo lo que estoy diciendo son hechos. La aversión de Teresa hacia Lucía era bien conocida por todos. Ella resentía el hecho de que su propia hija biológica se hubiera perdido, y que Alberto hubiera traído a casa a Lucía, una huérfana, exigiéndole que la tratara como si fuera su propia hija. Además, le había dado todo lo que originalmente pertenecía a Andrea. Aunque Lucía no escuchaba la discusión. Entendía lo suficiente como para saber que, siempre que Teresa y Alberto discutían delante de ella, generalmente era debido a ella. No queriendo discutir estos temas en la entrada del hospital, Alberto le dijo a Carlos: —Deberías volver al hospital. Ya es suficientemente malo que te hemos hecho perder tiempo trayendo a Lucía aquí. Carlos, con el rostro impasible, miró a Lucía, que bajaba la mirada y apretaba los lab