Capítulo 39
Carmen apartó bruscamente la mano de Javier, incapaz de contenerse más: —Javier, no estoy bromeando, el collar es mío, devuélvemelo.
En ese momento de tensión, Laura apareció.
Se ajustó el cabello rizado y sonrió dulcemente: —Señora Gómez, ¿qué le molesta ahora?
Carmen se giró lentamente hacia Laura: —El collar que llevas es mío, devuélvemelo.
—¿Este?
Laura tocó el collar en su cuello, lanzando una mirada a Javier.
—El presidente Javier me lo regaló. ¿Tienes alguna prueba de que es tuyo?
¿Prueba?
En el colgante del collar estaba grabado el nombre de Carmen, y además estaba tallado. A menos que Laura fuera ciega, definitivamente podría verlo.
¿Laura todavía quería pruebas?
Era el colmo de la desfachatez.
Carmen, respirando con dificultad y perdiendo la paciencia, no perdió más tiempo en palabras y extendió la mano para agarrar el collar del cuello de Laura.
Pero apenas extendió la mano, antes incluso de tocar el cuello de Laura, esta emitió un gemido sofocado y, de manera exagerada, se

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