Capítulo 13

Ver escrito y firmado el acuerdo de divorcio era demasiado deslumbrante; por un instante él no pudo creerlo y, después de mirarlo durante mucho tiempo, tuvo que admitir que, en efecto, aquella era la letra de Laura. No era una broma de nadie, ni era un chiste: Laura le había dejado un acuerdo de divorcio y realmente se había marchado. De pronto, su mente quedó en blanco; jamás había imaginado que Laura se iría de su lado. Cuando vio a ese hijo feo y repugnante, incluso pensó que solo era una muestra del enfado de Laura. Pero ahora que el acuerdo de divorcio había llegado a sus manos, por fin comprendió que Laura de verdad se había ido. El asistente no dijo ni una palabra, ni siquiera se atrevió a respirar, sin el más mínimo rastro de la alegría que había mostrado antes. De repente, el teléfono resonó, devolviendo a Ramón la claridad; apresuradamente contestó. —¡Laura…! —Ramón, ¿por qué no has vuelto todavía? Él apenas había dicho una palabra cuando fue interrumpido por la mujer del otr