Capítulo 88

Sara: [¿Qué pasa, todavía quieres ayudarla? ¿Ya puedes caminar?] Yago: [...] Sara: [@Carolina. Carolina, de momento no vengas a vernos, ¡no te vayas a amargar!] Carolina se mordió levemente el labio y sintió con más claridad que alejarse de Melchor había sido lo correcto; de lo contrario, ahora sería ella la que haría el ridículo. Pero, al fin y al cabo, la que había cometido errores no era ella, y por eso no le correspondía esconderse. Al mediodía, cuando terminó con sus asuntos, condujo como había planeado hasta donde estaban Sara y Yago. Al bajar del auto, justo coincidió con Elena, que se apeaba de un taxi. Bueno... a veces las personas no deberían aferrarse demasiado a ciertas cosas. Debería haber escuchado el consejo de Sara: no tendría que haber venido. Elena no había cambiado su estilo habitual; seguía con aquel maquillaje recargado de aire europeo. Un delineado tan grueso que parecía extenderse hasta las sienes, sombras de ojos brillantes con purpurina que deslumbraban la vist