Capítulo 97

Carolina yacía en la cama, con la mente llena de la impecable cara de Juan y de sus palabras tan tiernas. Solo que, sin saber cómo, sus pensamientos terminaron desviándose a aquella escena en la que él comía de su mano. Los labios suaves rozando sus dedos; la sensación de intimidad resultaba aún más intensa que el día en que él la acorraló contra la pared. Cuando tomó conciencia de lo que estaba pensando, Carolina casi se dio una bofetada. ¡Una herejía! ¡Una auténtica herejía! El resultado de dar tantas vueltas en la cama fue que, al día siguiente, se levantó tarde. Daniel no dijo nada, pero ella no dejaba de sentirse culpable, sobre todo cuando, por la tarde, recibió la llamada del vicepresidente Jacinto, pidiéndole que al día siguiente regresara a la empresa. Se lo comunicó con antelación a Daniel, quien aceptó de inmediato. La culpabilidad de Carolina alcanzó su punto máximo. Llevaba años trabajando y jamás, como en esta ocasión, había retrasado varias veces el trabajo en un rodaje