Capítulo 1036
Durante el día, Lorena solo podía quedarse en esa habitación, custodiada por Emilio y Benjamín. La sensación de frustración era demasiado desagradable.
Lorena dijo que quería salir a caminar, y Emilio la siguió de cerca.
Al abrir la puerta de la habitación, aunque ya estaba más o menos familiarizada con la disposición de la casa principal, aún no podía acostumbrarse a no poder ver nada.
Cuando dobló una esquina, chocó con una persona.
Una mano, con mucha precaución, sujetó su manga y la levantó. La voz de Salvador resonó. —¿Qué estás haciendo?
Salvador la soltó y, al ver la falta de luz en sus ojos, arqueó ligeramente una ceja.
Lorena sabía que él estaba en casa, y no pudo evitar preguntar: —¿Aún no te vas?
—Ya casi, Pedro acaba de salir. Parece que el patriarca Gonzalo le ha causado problemas.
Lorena arrugó la frente. Gonzalo ya se había vuelto aliado de Baltazar, así que si le estaba causando problemas, probablemente era por orden de Baltazar.
—¿Qué problemas?
—¿No lo sabes? Parece q

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