Capítulo 1053

Alejandro estuvo aturdido unos segundos antes de tomar los papeles que tenía a su lado y avanzar hacia ella con pasos largos. Andrea, por instinto, retrocedió un paso, pero él solo la cruzó, se quitó los zapatos en la entrada y salió. Aparte del jarrón que se había caído al suelo, no quedaba nada en el lugar. Andrea escuchó el sonido de la puerta cerrándose y, de inmediato, intentó alcanzarlo, pero los dos guardias en la puerta la detuvieron. Vio a Alejandro subirse al auto y, aun así, dijo: —Quiero salir. Alejandro ni la miró, simplemente pisó el acelerador. El auto desapareció sin dejar rastro. Andrea se dio la vuelta, mirando el desorden en el suelo. Se agachó para recoger los fragmentos rotos. Uno de los sirvientes rápidamente la detuvo. —Señora Andrea, usted está enferma, mejor suba a descansar. Estos sirvientes eran nuevos, no sabían nada de lo que había pasado en la familia Gutiérrez. Andrea apretó con fuerza los fragmentos en su mano hasta que sintió dolor, luego los dejó ir, a