Capítulo 1057

Desde allí, se escuchaba la risa desenfadada de Gloria, cada carcajada era como un cuchillo que se clavaba en el corazón de Esther. Pero ella no respondió a la provocación de Gloria por teléfono, porque lo que decía era cierto. Teodoro prefería a esa madre e hija sin importar lo que hicieran. No importaba cuán injusto fuera todo, nunca intercederían a su favor. Después de colgar, Esther siguió preguntando a los policías cercanos, pero ya habían revisado toda la zona en un radio de tres kilómetros, comprobando todas las cámaras de seguridad. Solo lograron ver las imágenes intermitentes de su madre, pero no sabían exactamente adónde había ido. Esther esperó otras dos horas y, finalmente, los policías le notificaron que debía ir a identificar el cuerpo. Esther pensó que había oído mal y, casi de forma automática, esbozó una sonrisa. —¿Seguro que no se ha cometido algún error? Mi madre acaba de pasar por una gran cirugía, los mejores expertos del extranjero están allí, no puede haberle pas