Capítulo 1114
A Lorena le dolía un poco la garganta y, finalmente, incapaz de soportarlo más, le soltó una cachetada. —Tú dijiste que entre nosotros nunca volveríamos a mencionar lo de Ignacio, y ahora construyes una casa idéntica. ¿Tienes miedo de que no lo olvide por completo?
Él recibió la cachetada y solo giró ligeramente la cabeza.
Lorena, con cierta incomodidad, volvió a posar la mano en su mejilla. —¿Te duele?
Pedro se agachó frente a ella y, alzando la mano, cubrió la suya. —Lori, tengo algo que decirte, pero no te enfades.
Lorena se preparó para escuchar atentamente.
Pero cuando lo oyó decir: —Soy Ignacio. —No pudo evitarlo y volvió a cachetearlo.
Todo su cuerpo empezó a temblar y se incorporó bruscamente del sofá. —Tú no eres alguien que juegue con las personas, pero ¿burlarte de mí te parece divertido?
Pedro, agachado junto al sofá, la vio con las mejillas enrojecidas de ira. —Sé que no me crees. Me escuchaste hablar, lo oíste con tus propios oídos: no quería que Ignacio siguiera vivo, ¿v

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