Capítulo 1198

Silvio bebió un sorbo de té, la mirada profunda. Desde que Lorena había obtenido el control de las fuerzas ocultas de la familia Hernández, él no había vuelto a estar tranquilo. Las personas son codiciosas, y estaba seguro de que Lorena también querría apoderarse de todo lo que la familia Hernández poseía a la luz del día. Tenía que estar completamente preparado. Casarse con Valeria era solo el primer paso; debía lograr que ella le obedeciera por completo. Inspiró hondo, sacó su teléfono y llamó a Valeria para invitarla a una carrera de caballos, el deporte en el que ella más destacaba. Valeria aceptó, aunque en el fondo sintió una leve tristeza sin saber exactamente por qué. Miró los trofeos que guardaba en su vestidor: incluso Lorena, una extraña, sabía lo que a ella le gustaba, pero Silvio no. Sin embargo, era buena consolándose a sí misma: no pasa nada. Si se lo contaba directamente a Silvio, tal vez él la comprendería. Se cambió rápidamente de ropa y se reunió con él en el hipódro