Capítulo 1458
Ángeles asintió y salió al pasillo, donde vio a León. Inmediatamente le agradeció. —Gracias, señor León, por presentarme a la señorita.
León fingió no tener demasiada cercanía con Lorena y su expresión fue indiferente. —Solo me la encontré por casualidad y sentí que podría necesitarla.
—En efecto, la necesito. Ahora voy a llevarla a la casa de los Campos. Si algún día necesita ayuda con algo, señor, solo dígamelo.
León asintió y no dijo nada más.
Lorena subió al auto junto con Ángeles. Mantuvo los ojos cerrados durante todo el trayecto, con la espalda recta.
El auto ingresó en la casa de los Campos. La seguridad en ese lugar era estricta; la gente de Lorena jamás habría podido entrar por su cuenta.
Ya que había puesto un pie dentro, podía quedarse y esperar a ver cuándo aparecería ese pequeño llamado Sebastián.
Se sentó en la habitación que Ángeles había preparado para ella. Entonces, le preguntó: —¿Quiere ir ahora a ver a la mujer que la guio en sueños con su canto?
Lorena asintió. —E

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