Capítulo 1530
Las personas en el suelo estaban casi todas heridas, incapaces de moverse.
Emilio, con la barra de acero en la mano, rompió la ventana del auto donde estaba sentada Alicia, abrió la puerta y dijo: —Baja.
Alicia lo miró atónita, como si no pudiera creer lo que veía.
Se sonó la nariz un par de veces, tomó su chaqueta y caminó hacia él, como si no tuviera alma.
Emilio la sostuvo en brazos, la bajó del auto y la colocó en el suelo. —Pregunta quién los envió.
Ella recordó ese detalle y miró al conductor. —¿Quién los mandó?
El conductor ya no tenía nada del tono prepotente de antes. Completamente pálido, se arrodilló. —Solo queríamos ganar un poco de dinero. Fue la familia Cervalgo. Lourdes nos mandó a encargarnos de Alicia. Dijo que no podía salir viva de aquí.
El corazón de Alicia se heló por completo. Si Emilio no hubiese estado a su lado, no sabía a qué habría tenido que enfrentarse. Quizás la muerte habría sido lo menos terrible. Lourdes había enviado a más de veinte hombres. Quién sabe

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