Capítulo 216
Lorena tenía las rodillas cubiertas de sangre por haber estado tanto tiempo arrodillada, pero ni siquiera eso lograba apaciguar la ansiedad que sentía por dentro.
No dejaba de mirar en dirección a donde estaba Don Iván, y solo cuando lo vio subir nuevamente al piso superior, sacó el celular y respondió el mensaje.
[¿Es grave? ¿Tomaste medicina?]
Don Iván empujó la puerta de la habitación de Pedro, con el rostro muy serio y ordenó
—Pedro, esta vez quédate en casa y recupérate bien.
Pedro, recostado en la cama, respondió con un simple "hmm".
Don Iván sabía que Pedro siempre había sido reservado y callado, y no pudo evitar mostrar algo de resignación.—No quiero que esto vuelva a suceder. Si no, lo de Lorena no se quedará solo en estar arrodillada allá abajo.
Al oír que Lorena estaba arrodillada, la mano de Pedro, que descansaba sobre la sábana, se cerró lentamente en un puño, aunque no mostró ninguna reacción en su expresión.
Al ver que no reaccionaba, Don Iván suspiró aliviado y dijo: —Ú

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