Capítulo 423
Pero al pensar en Ignacio, volvió a sentirse un poco culpable, así que rápidamente revisó el chat con él. Desde la última vez que lo tranquilizó, él parecía haberse comportado bastante bien.
Respiró hondo y, justo cuando iba a conducir hacia la finca, Juan la llamó por teléfono, con la voz cargada de pánico.
—Lorena, ¿puedes venir a la casa a ver qué pasa? La empleada dice que Sara comió algo en mal estado anoche y hoy ha estado vomitando todo el día, no quiere ir al hospital.
Lorena sostenía el volante con ambas manos. Al final, Juan sí había dejado que Sara se mudara a su casa.
Se frotó el entrecejo con una mano. —Iré más tarde, ahora tengo algo importante que hacer.
Juan no respondió, pero su respiración se volvió aún más agitada.
Lorena solo pudo apretar los labios y girar el volante en otra dirección. —Iré a verla ahora mismo.
Dentro de la casa, Sara estaba sentada con las piernas cruzadas, mostrando una actitud altiva y mandona.
—Si la fruta no es importada en avión, no la quiero

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