Capítulo 451
En la habitación solo estaban ellos dos, y Rubén, que precisamente la detestaba. Lorena sospechaba que, si decía algo que le resultara molesto, él sería capaz de sacar un arma y matarla en ese mismo instante.
—Señor Rubén, si le digo que esto no tiene nada que ver conmigo, ¿me creería?
En los ojos de Rubén apareció una ligera sonrisa; levantó la barbilla mientras sostenía un cigarrillo.
—No tienes recuerdos de antes, así que probablemente no sepas que esta no es la primera vez que alguien de la familia Castro muere por tu culpa. La familia Castro ha dado la orden de que pagues el precio que te corresponde. Así que, tenga o no que ver contigo esta vez, de todos modos tú vas a...
No terminó la frase, porque, no muy lejos, alguien llamó a la puerta.
Rubén levantó la mirada y vio que era Pedro.
Por un momento pensó que estaba alucinando. ¿Cómo podía él aparecer en ese lugar?
Pedro estaba sentado en una silla de ruedas y su mirada se posó en el cigarrillo que Rubén sostenía en la mano.
Ese

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