Capítulo 469

Lorena ya había sido arrojada a otro auto; el hombre que lideraba el grupo le cubrió los ojos con una tela negra, hablándole en tono amenazante. —Señorita Lorena, será mejor que coopere con nosotros; de lo contrario, si tenemos que usar la fuerza, la única que saldrá perdiendo será usted. Ella no se movió y permitió que le cubrieran los ojos con la tela. Sintió que el auto volvía a cambiar de dirección, y las personas sentadas dentro permanecían en absoluto silencio. En comparación con quienes habían intentado hacerle daño en el pasado, estos parecían mucho más profesionales. El auto estuvo en marcha durante una hora; después, alguien la cargó sobre el hombro, caminaron un trecho y la arrojaron directamente al suelo. La puerta se cerró de golpe con un "¡pum!" y el mundo quedó sumido en un silencio absoluto. Ahora tenía las manos atadas a la espalda y solo podía intentar levantarse tanteando algún punto de apoyo. Luego, logró ponerse de pie y se frotó los ojos hasta que la tela cayó. No