Capítulo 482

Patricia palideció al instante, mirándolo incrédula. Solo sentía que su mundo, de repente, se resquebrajaba en múltiples grietas, invadido por el pánico, la angustia y el miedo. Se apresuró a forcejear con más fuerza para bajarse de la cama, y hasta la voz le empezó a temblar. —Tío, ¿qué significa eso que acabas de decir? ¿Qué piensas hacer? Nadie se atrevía a enfurecer a Pedro de esa manera. Patricia cayó al suelo, y las lágrimas le corrían por la cara una tras otra. —Si antes eras quien más me consentía, ¿qué significa eso ahora? ¿Es que ya no me quieres? Pero Pedro no le respondió; simplemente se marchó. Patricia se quedó sentada en el suelo frío, sin sentir ya el dolor en su cuerpo; lo único que percibía era la sensación de haber sido abandonada por el mundo entero. Sin embargo, al recordar cómo Pedro la había tratado bien en el pasado, seguía convencida de que no la dejaría. Pedro, seguro, todavía estaba enojado. Seguro volvería a buscarla. Solo tenía que recuperarse. Se apoyó en