Capítulo 535

Lorena sentía una opresión en el pecho, pero al pensarlo bien, César era sin duda la persona que más se preocupaba por Pedro; ¿cómo podría haberse marchado a propósito? Quizá estaba ocupado con otros asuntos. Apretó los labios varias veces, sin ánimos de discutir. —Acabo de cambiarle el vendaje y ponerle el medicamento en la herida, pero no ha despertado en ningún momento. ¿No sería mejor llamar al médico para que lo revise? —No te preocupes, el jefe siempre ha gozado de buena salud. Estos días te tocará cuidarlo, lo siento por las molestias. Como el jefe se ha lesionado de repente, en la empresa me necesitan para resolver algunos asuntos, tengo que salir ahora mismo. Lorena abrió la boca, pero esa sensación de incomodidad inexplicable volvió a aparecer. Sin darle tiempo a decir nada más, César ya había bajado las escaleras. Se quedó parada en la puerta del dormitorio principal, sintiéndose perdida por primera vez. Si lo dejaba solo, la conciencia no la dejaría tranquila. Si se quedaba