Capítulo 585

Pedro no bajó hasta la tarde del cuarto día. Los sirvientes a su alrededor se apresuraron a traerle algo de comer, pero él solo tomó un par de bocados antes de quedarse mirando distraídamente por la ventana. Los sirvientes tampoco sabían qué decir, todos realizaban sus tareas con suma cautela. Pedro se acercó en su silla de ruedas a un lugar del césped donde la hierba estaba algo desgastada; fue en ese sitio donde, anteriormente, Lorena, jugando, la había arrancado inconscientemente. Él fijó la vista en ese trozo pelado durante mucho tiempo, hasta que escuchó pasos acercándose detrás de él. Era César. César habló con cierto titubeo: —Jefe, Doña Claudia se enteró de la desaparición de Lorena y quiere que asista esta noche a la fiesta de bienvenida de Ana. Anteriormente, por el luto de Regina, la familia Martínez había pospuesto la fiesta de bienvenida. Esa noche la reanudaban, y además coincidía precisamente con el momento de la desaparición de Lorena, lo que para las dos familias repre