Capítulo 593
Lorena yacía en la cama pálida, sin mostrar reacción alguna, como si no pudiera oír sus palabras.
Juan se quedó hasta el atardecer, con los ojos tan hinchados por el llanto que parecían bollos al vapor.
Lorena abrió los ojos y lo primero que vio fueron aquellos párpados hinchados.
Apartó la mirada y señaló la botella de agua mineral al lado.
Juan se apresuró a ayudarla a incorporarse, desenroscó la tapa y acercó la botella a sus labios.
—Lorena, no te preocupes por lo de tu novio. ¿No me pediste antes que fuera a notificarle? No estaba en casa, quizá tampoco estuvo en casa anoche, no significa necesariamente que esté muerto. ¿Quieres que regrese a investigar un poco?
Lorena se sentía muy inquieta; siempre había confiado en su intuición. Bajó la mirada y asintió lentamente.
En ese momento, no tenía fuerzas para ocuparse de nada.
Si Ignacio realmente había muerto, nunca se lo perdonaría, porque había muerto justo en el momento en que ella más culpable se sentía hacia él. Un impacto así e

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