Capítulo 600
En los ojos de Lorena pasó una sombra de incredulidad. Después de ser arrojada a un lado sobre la pequeña cama, palideció por un instante. —¿Pedro estás loco?
El auto no era muy diferente de una casa rodante, solo que no era tan alto como una.
Esa cama estaba en la parte más trasera, ocupando un tercio del espacio.
El traje que llevaba ya estaba desarreglado.
Lorena podía sentir el aliento desordenado de él. Ella luchó desesperadamente, pero la corbata era de tan buena calidad que casi le dejó marcas rojas en la muñeca.
Ella respiró hondo y, justo cuando iba a decirle algo, él apoyó una rodilla al borde de la cama, tomó su mano, y la otra mano descendió lentamente.
Lorena ya había sido sorprendida innumerables veces ese día, pero cuando se dio cuenta de lo que él iba a hacer, ya no fue solo sorpresa.
Sus labios fueron enredados por los de él, y por un momento su mente quedó en blanco.
—Tú...
No sabía qué decir, se puso pálida.
Él la oprimía, su rodilla estaba puesta entre sus piernas d

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