Capítulo 633
La verdad, Titán y Ares tenían un aspecto demasiado fiero; no eran ese tipo de perros bonitos en el sentido tradicional.
A Emilio, de por sí, le gustaban los perros fuertes, por eso nunca fue fan de las cosas que solo parecían bonitas.
Titán y Ares eran de las razas más formidables del mundo: desde pequeños habían sido criados con sueros especiales y, durante las peleas, no sentían dolor; al igual que él, eran auténticas máquinas de matar.
En el extranjero, siempre que Titán y Ares aparecían en alguna reunión, Emilio se convertía inevitablemente en el centro de todas las miradas.
A esas señoritas de sociedad no les gustaban; algunas, con solo verlos, ya empezaban a gritar, y eso también avergonzaba a los miembros de la familia Hernández.
Con el tiempo, dejó de ir a esas fiestas y se acostumbró a divertirse solo.
Incluso Silvio y León solo decían que Titán y Ares eran imponentes, muy poderosos, pero nunca nadie había dicho que fueran adorables.
Emilio miró a Lorena, se quedó atónito var

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