Capítulo 636
Él respiró hondo, se giró y se acercó a grandes pasos hacia ella, tomándole la mano.
—Lorena, voy a decirte la verdad: en realidad no eres mi hermana, pero de ahora en adelante no habrá diferencia entre tú y una hermana para mí, ¿lo entiendes? Si necesitas algo, llámame. Si tienes algún problema, yo seré el primero en ayudarte.
En los ojos de Lorena solo había confusión, luego sorpresa. —Hermano, ¿qué te pasa?
Emilio miró aquellos ojos limpios y pensó en lo poco que comprendía ella, en que su percepción de sí misma apenas alcanzaba los diez años. Le dolía el corazón.
—No pasa nada. Además, mañana no vamos a poder salir a divertirnos. Tienes que memorizar mi número de teléfono. Este número es especial, solo lo saben Silvio y León. Si te ocurre algo, llámame y yo iré donde sea a buscarte.
Ella asintió. Alzó la mano y le limpió la mejilla. —Hermano, ¿por qué estás llorando?
Emilio, que también era como un niño con la mente no del todo desarrollada, agitó la mano. —Los hombres también tien

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