Capítulo 729
La tomó por sorpresa, sin dejar espacio para reaccionar.
Estuvo un poco distraída todo el camino, pero en cuanto se sentó en esa silla, recuperó rápidamente su postura de trabajo.
Trabajó sin parar hasta el mediodía, cuando la puerta de la oficina se abrió y comunicaron: —Llegó el jefe Salvador.
Alzó la mirada y vio al hombre vestido con traje entrar desde afuera.
Entre los amigos de Pedro, Salvador era el único que, desde el principio, no había mostrado una actitud tan hostil hacia ella.
Además, desde la primera vez que lo vio, sintió que le resultaba familiar.
Una sensación sutil, difícil de explicar.
La mirada de Salvador se posó en su rostro y colocó los documentos que traía junto al escritorio. —Pensé que hoy tendrías mala cara.
—¿Por qué?
Él se sentó a un lado, sin responder esa pregunta. En cambio, preguntó: —¿Él está bien?
Parece que ya sabía del incendio en el monasterio.
—Sí, le pedí que se quedara en casa a descansar.
Salvador estuvo a punto de encender un cigarro, pero tras

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