Capítulo 746
Ana, al escuchar eso, se enfureció profundamente, sintiendo que Lorena realmente no tenía ni una pizca de vergüenza.
Giró la cabeza para mirar a Pedro, inhaló hondo y dijo con seriedad: —Pedro, mejor no comas lo que ella preparó. Tú también sabes que lo de Claudia está relacionado con ella. ¿Quién sabe si le puso veneno a esa comida?
Pedro bajó la mirada y comió tranquilamente unos bocados. Luego preguntó, sin levantar la voz: —¿Quién eres tú?
Ana se quedó paralizada, pensando que había escuchado mal. —¿Qué dijiste?
Pero él ya no le dirigió la palabra y llamó a César.
Poco después, él entró. —Señorita Ana, por favor, retírese.
El rostro de Ana palidecía y se enrojecía alternadamente. Apretaba con fuerza el termo de comida. —¿Pedro, me estás tomando el pelo?
César sonreía al responder. —El jefe Pedro no recuerda a nadie, no solo a la señora Lorena.
Las uñas de Ana se clavaron tan profundamente en la palma de su mano que casi la hacen sangrar.
Ella solo sabía que Pedro no recordaba a Lor

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