Capítulo 79
La sonrisa en los ojos de Lorena era como una cerilla encendida en un almacén de pólvora.
Yago, furioso, se levantó de golpe y se dirigió hacia ella.
—¿Con quién estás chateando? Te ríes tan alegremente, ¿recuerdas quién eres?
Se acercó a Lorena con la intención de arrebatarle el celular.
Lorena lo esquivó y su expresión se volvió indiferente de nuevo.
—Tía Regina, has visto la actitud de Yago, es muy inestable. No quiero que mi futuro esposo sea así, por eso este compromiso debe anularse. Hoy no comeré aquí, les deseo que él y Gisela tengan hijos pronto.
Dicho esto, se levantó apretando su celular.
Yago, en un impulso, la agarró del hombro.
—Lorena, mírame a los ojos y dilo de nuevo.
El agarre de Yago era tan fuerte que Lorena sintió el dolor, una cruda muestra de la diferencia de fuerza entre hombres y mujeres.
Ella frunció el ceño y lo empujó: —Yago, ¿por qué no miras la cara de tu Gigi?
Solo entonces Yago, como si le hubieran tocado un punto sensible, se volvió hacia Gisela.
Ella e

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