Capítulo 816

Él aparcó el auto junto al de ella y, al verla acercarse, bajó de inmediato. —¿Vas a colaborar con esta empresa? Andrea lo vio y arrugó la frente de golpe. —¿No te dije que te quedaras en casa esperándome? —Estaba aburrido, quería acompañarte. Esta noche vamos a cenar juntos, hace mucho que no lo hacemos. Aquella compañía era de gran envergadura; en Costadorada se situaba entre las diez primeras. Alejandro sabía quién era el dueño que estaba detrás de ella, aunque hasta el momento no habían colaborado ni tenían negocios en común. De un tirón, atrajo a Andrea contra su pecho y apoyó la barbilla en su hombro. —¿Sí? De paso podemos disfrutar del paisaje. Has estado tan ocupada que apenas hemos pasado tiempo juntos. Andrea, al haber resuelto un asunto importante, se encontraba de buen humor. Además, Alejandro no le había causado problemas, así que aceptó. Al anochecer, los dos fueron a un restaurante privado. El local estaba en una planta alta, desde la cual se divisaba el paisaje lejano;