Capítulo 894

Alejandro sintió los ojos rojos al instante, sus dedos tocando el cerrojo de la puerta del reservado y, con voz rasposa, dijo: —Suéltame, no caeré más en tu sucio juego. Ve y quédate de una vez por todas con Eduardo, ya no me importa. Aunque lo decía, cada palabra reflejaba lo contrario. —Ale, esta empresa no solo es mi esfuerzo, sino también el de varios socios... Al escuchar esto, Alejandro sonrió con amargura. —¿Crees que ellos se preocupan por tu esfuerzo? Si no hubiera sido por mí, hace tiempo habrías sido engañada hasta quedarte sin nada. ¿Sabes quién resolvió el contrato de doble cara que firmaste? ¿Estos mismos que ahora te venden la bondad de hacerte ganar dinero? Andrea, si quiero destruirte, tengo mil maneras de hacerlo. Sus manos bajaron con rabia, y empezó a quitar uno a uno los dedos que ella había colocado alrededor de su cintura. De repente, Andrea lo agarró con fuerza y lo tiró hacia el reservado de al lado. Él podría haber reaccionado, pero no lo hizo. Quería ver qué