Capítulo 66

La familia Suárez seguro encontraría la manera de provocar algún problema. Más valía evitar complicaciones. Regina no refutó lo que decía Marcos. Y su profundo silencio, en la mente de Marcos, significaba que ella ya estaba enterada: ¡todos esos regalos eran falsos! La sensación de superioridad de Marcos creció aún más. Alzó la taza de café que el camarero le había traído y, orgulloso arqueando las cejas, dijo: —Regina, no te dejes engañar por las apariencias. Esas baratijas no valen nada. Quien en realidad está dispuesto a entregarte su corazón sigue siendo el miembro de la familia Suárez. Regina respiró profundo para contener las náuseas. Había aceptado hablar con él solo para evitar que siguiera molestando a Elena. Pero, por lo visto, Marcos creía de verdad que ella estaba dispuesta a conversar con calma. Pero ella perdió la paciencia. —¿En definitiva, qué es lo que quieres decir? Tengo cosas que hacer, no tengo tiempo para tus charlas. Marcos dejó la taza sobre la mesa con tranquil