Capítulo 95

En pleno verano de Altavista, Regina estornudó sin motivo aparente. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda. No podía deshacerse tan fácil de la sensación de que unos ojos malintencionados la observaban sin descanso alguno. Ese día, a la casa de los Gómez habían llegado algunos parientes. Todos eran del lado de Gonzalo. Regina casi nunca trataba con ellos y, después de que Gonzalo tuvo problemas, esas personas evitaron al máximo cualquier relación con la familia Gómez. Pero Elena tenía buen carácter y, fiel a su idea de que "el que llega es un invitado", pidió a Regina que comprara buenos vinos especialmente para recibirlos. Elena llevaba un buen rato ocupada en la cocina, mientras la sala estaba llena de gente, pero nadie se levantaba a ayudarla. Regina regresó a la casa de los Gómez y, después de dejar todas las compras, se dirigió directo a la cocina. En la sala, los parientes comían semillas de girasol y miraban entretenidos a Regina de reojo. —De niña era bastante educada, ¿y a