Capítulo 184
¡Es Ramón!
Ramón regresó a recoger el auto, y al ver que alguien apuñalaba a Raquel, se lanzó inmediatamente hacia ella.
El cuchillo se hundió profundamente en su pecho.
Raquel soltó un suspiro ahogado: —¡Ramón!
Alberto quiso correr hacia Raquel, pero se encontraba algo alejado de ella, por lo que solo pudo mirar, impotente, cómo Ramón recibía la puñalada.
Derribó a dos de los secuaces vestidos de negro que estaban cerca y corrió rápidamente hacia ella.
En ese momento, el secretario Francisco, acompañado de una gran cantidad de guardaespaldas vestidos de negro, irrumpió en el lugar, rodeándolo por completo.
Odalio y sus secuaces, al ser pocos, pronto fueron capturados.
Ana corrió hacia ellos y, sin pensarlo, abrazó a Alberto. —¡Alberto!
Alberto se vio obligado a detenerse. Quiso apartar a Ana para ir hacia Raquel y Ramón.
Pero Ana lo abrazó con fuerza, aferrándose a él. —Alberto, no te vayas, tengo mucho miedo.
Ramón, herido, cayó al suelo. Raquel se arrodilló rápi

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