Capítulo 348
Alberto miraba a la mujer en sus brazos, levantando ligeramente las comisuras de sus ojos. —¿No puede una amante ser también una hermana?
¡Descarado!
Raquel levantó una pierna y lo pateó.
Alberto dio un giro y la tumbó bajo él. —¿Quieres que lo hagamos una vez más?
Raquel lo miró a los ojos, donde brillaba una chispa de fuego. No lo estaba tomando a broma, él realmente quería hacerlo.
Este hombre tiene una resistencia física aterradora.
—Raquel, creo que aún no lo hemos hecho por la mañana.
La pequeña cara de Raquel, tan bonita como una palma, se puso instantáneamente roja como un tomate. ¡Este loco!
Empujó con fuerza a Alberto y se levantó rápidamente de la cama.
Alberto, con una sonrisa en sus labios delgados, se rió.
...
Alberto y Raquel llegaron a ver a Carlos. Raquel revisó la lesión en la pierna de Carlos, que se había recuperado bien.
Habían superado la noche más difícil.
—Carlos, lograste salvarte la pierna —anunció Raquel.
Carlos miró a Raquel. —Raquel, no creas que te voy a a

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