Capítulo 425
Alberto sintió dolor, ella seguía siendo como antes, le gustaba morder a la gente.
Alberto extendió la mano para empujarla directamente hacia el sofá.
El suave cuerpo de Raquel cayó en el sofá, justo cuando intentaba levantarse, la alta y erguida figura de Alberto se presionó sobre ella, aplastándola contra el sofá.
Raquel puso sus pequeñas manos en su musculoso pecho y frunció el ceño. —¡Alberto, ¿qué estás haciendo?... hmm!
Sus labios rojos fueron sellados, Alberto inclinó la cabeza y besó sus labios.
Los claros ojos de Raquel se contrajeron súbitamente, la última intimidad fue en aquel pueblo, donde él la forzó a hacer el amor, y desde entonces no habían tenido más contacto íntimo.
Ahora, su presencia limpia, fría, dominante y fuerte volvía a invadirla, forzando sus dientes, vertiendo solo en su boca, dejando a Raquel con la mente en blanco.
—Alberto, ¡déjame!
Raquel luchó con fuerza, sus manos empujando contra su chaqueta negra de traje, tocando el broche de flecos en ella, ese toq

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