Capítulo 597
Héctor tenía los ojos rojos. Durante este tiempo, rara vez regresaba a casa, pues no quería que su madre y su hermana supieran lo que hacía, ni deseaba que la gente del exterior conociera la existencia de ambas; él protegía a su familia.
Pero hoy, su madre había enfermado repentinamente.
—¿Mamá, por qué no me dijiste que te habías enfermado?
Juliana respondió: —Héctor, no he sufrido porque Camila me ha cuidado bien y el médico me ha proporcionado la mejor de las atenciones.
—Héctor, no quiero ser una carga para ti, deseo que lleves una vida feliz y saludable. Si tu padre estuviera vivo, seguro que también desearía lo mismo, ¿sabías?
Juliana no quería que Héctor siguiera el camino de su padre, así que siempre le daba consejos.
Héctor tomó la mano de Juliana: —Mamá, tranquila, esta vez el final será diferente.
Las lágrimas de Juliana comenzaron a deslizarse por sus mejillas: —Mis niños.
Camila y Fernanda se acercaron y tomaron la mano de Juliana.
Juliana unió las manos de los tres: —Mis

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