Capítulo 839
Samuel se quedó atónito. —¡Fernanda!
—¡Hermano!
Fernanda echó a correr hacia Samuel.
Samuel extendió los brazos y abrazó a Fernanda.
Las lágrimas de Fernanda empezaron a caer; se apoyó en el pecho de Samuel y sollozó: —Hermano, ¿de verdad eres tú? Ese día ya te reconocí, ¿por qué no quisiste admitirlo?
Aquel día, Samuel se había hecho pasar por taxista; ella ya lo había reconocido, pero Samuel lo negó.
Samuel sólo pudo abrazar más fuerte a Fernanda. No sabía si su rostro asustaría a Fernanda. A veces deseaba que la imagen que Camila y Fernanda tenían de él nunca cambiara, que nunca vieran el rostro desfigurado que tenía ahora.
—Hermano, ¿dónde estuviste estos tres años? ¿Por qué no regresaste? Camila y yo te hemos extrañado mucho, ¿acaso tú no nos extrañaste nada...?
Fernanda lloraba desconsoladamente.
Samuel abrazó a Fernanda. —No, Fernanda, yo los extrañé, pienso en ustedes todos los días...
Sus padres ya se habían ido; en este mundo sólo le quedaban Camila y Fernanda.
Una era la muj

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