Capítulo 858
Los ojos claros de Camila se llenaron de lágrimas: —Samuel, en realidad pudiste habérmelo dicho.
Samuel miró su delicado y hermoso rostro. —En aquel entonces, eras una señorita de familia rica, y yo no era más que un pobre muchacho que no tenía nada. ¡No era digno de ti! Mucho menos podía permitir que te arriesgaras por mis problemas.
Camila enterró el rostro en su cuello. —Eres demasiado tonto.
Samuel la abrazó con fuerza. —Todo eso ya pasó.
Camila miró su rostro. —¿Entonces qué pasó con tu cara? Además, si tu matrimonio era fingido, ¿por qué no viniste a buscarme durante estos tres años?
Cuando se mencionó su rostro, la mirada de Samuel se volvió profunda. —¿De verdad no sabes lo que pasó a mi cara?
Camila se quedó perpleja. —¿Qué quieres decir? No entiendo.
Samuel apretó los labios delgados y no dijo nada.
Camila, ansiosa, insistió: —¿Por qué no hablas? ¿Qué pasó con tu rostro? Yo...
En ese momento, sonó el melodioso tono de su celular. Camila recibió una llamada.
Sacó el celular y

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