Capítulo 96
Alberto bajó la cabeza y aplastó con fuerza sus labios sobre los de ella.
El sonido de la vibración continuaba, Ana seguía llamando. Raquel sintió que esa sensación de infidelidad volvía. Aunque ella y Alberto eran una pareja legalmente casada, se sentían como si estuvieran engañando a Ana a escondidas.
Alberto la besó con furia, como si quisiera castigarla. Sus labios suaves fueron mordidos con fuerza, y luego él la besó sin piedad, reclamando cada respiro de ella como si fuera un huracán arrasando todo a su paso.
Esa mujer seductora, ¡ella solo disfrutaba de hacerlo!
Mario tenía razón al decir que a ella le gustaba seducir a los hombres. Con tan poca edad, ya podía atraer a hombres con malas intenciones.
En ese momento, su pequeña mano se posó sobre su cuerpo y se deslizó hacia su cuello.
Alberto suspiró y de inmediato la soltó: —Raquel, ¿estás hablando en serio?
La pequeña cara de Raquel se sonrojó, como si estuviera cubierta con rubor embriagador: —¿No te gusta?
Esa noche en la vil

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