Capítulo 12

A pesar de que todavía tenía las piernas sujetas por placas de metal, se esforzó por levantarse de la cama. —Si ustedes no me dicen, yo mismo la buscaré. Sus heridas aún no habían sanado, y con aquel movimiento empezaron a sangrar de nuevo. Sin embargo, parecía no sentirlo, apretó los dientes y continuó avanzando. —¡Víctor, ¿qué haces?! ¡Tus heridas todavía no se han curado! Nancy se adelantó para detenerlo, pero Víctor la empujó con fuerza hasta tirarla al suelo. —¡Apártate! En cuanto pronunció esas palabras, él mismo cayó pesadamente al suelo por la inercia. El dolor hizo que su cara fría y hermosa se congelara por unos instantes, y gotas grandes de sudor resbalaron por su cara. Lorenzo se agachó rápidamente para sostenerlo, pero de su bolsillo cayó un objeto que brillaba. Víctor se detuvo en seco. ...Era un anillo de diamantes roto, con pequeñas manchas de sangre. Era precisamente el anillo que quería darle a Sofía. En un instante, su corazón se desgarró y un dolor intenso le atrave