Capítulo 17

Ella exclamó en voz baja, intentando retirar el pie, pero fue sostenida con firmeza. Los pies de quien baila ballet nunca son tan hermosos; cuanto más se esfuerza, más heridas y callos se desarrollan en ellos, y los suyos no eran la excepción. Nicolás actuó con suma delicadeza; casi sin sentir incomodidad, ya le había puesto las zapatillas. —Gracias, Nicolás, en realidad no tenías por qué hacer esto... No era que no entendiera los sentimientos de Nicolás, ni que no se sintiera atraída por él. Pero hacía cinco años lo había defraudado por diversas razones. Y ahora, ¿cómo podía, después de haber sido herida por otro hombre, disfrutar tranquilamente de ese amor puro y ardiente que él le ofrecía? Él, con un gesto caballeroso, acomodó el borde de su falda. —Hago todo esto de buena gana, sin esperar ningún tipo de recompensa ni respuesta de tu parte. En sus ojos se reflejaba un amor profundo. —Sólo con verte aquí, sana y bien, es el mayor regalo que el destino podría darme. Sofía lo miró fij