Capítulo 97
Desde que conoció a Leticia, Pedro siempre había sido el que cedía.
Sobre el acuerdo, él cedió.
Sobre la mudanza, él cedió.
Sobre el cambio de especialidad, él cedió.
Sobre mantener su matrimonio en secreto, ¡él volvió a ceder!
El rector recibió otra llamada de Pedro. —Presidente Pedro, ¿tiene alguna otra instrucción importante? —preguntó el rector con respeto.
Pedro miró a su pequeña esposa y le dio una instrucción clara a la persona al otro lado del teléfono: —Que el hecho de que Leticia es mi esposa sea un secreto absoluto.
—Sí, entendido.
Después de colgar, Pedro se volvió hacia Leticia, que estaba frente a él, y le preguntó: —¿Estás satisfecha ahora?
Leticia desvió la mirada y puchereó, asintiendo con la cabeza, —Supongo que sí.
Pedro, encantado por el pequeño orgullo de su esposa, sonreía al observar su perfil.
Leticia lo miró de reojo y notó que él se reía, lo que la puso un poco nerviosa, —¿De qué te ríes?
—Me río de tu valentía. Hasta ahora, eres la única persona que ha e

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