Capítulo 226

—Deja eso por ahora, lo usaremos más adelante.— Álvaro cerró los ojos para descansar, ya que no había dormido bien en un tiempo. La luz que entraba por la ventana creaba líneas de sombras fluidas, y su piel, pálida y fría, se veía aún más enfermiza después de haber estado en el hospital recibiendo suero, dejándolo débil y lejos de su usual libertad desenfrenada. Se veía realmente mal, y aún tenía marcas de la aguja en el dorso de la mano. Cuando estaban a punto de llegar, Adrián dijo: —A estas alturas, ¿realmente vas a encontrarte con esas personas, jefe? —Lo haré, si no, realmente podría morirme. —Jefe, no digas eso. Álvaro soltó una risa sarcástica: —Al menos te preocupas por mí. —Es porque eres mi jefe y me pagas un salario. Si te pasa algo, perdería mi trabajo y tendría que empezar a buscar otro, lo cual sería un problema. —Puedes callarte.— Álvaro, sintiéndose mal, se frotó las sienes con incomodidad. Tras un breve silencio, Adrián añadió: —Todos los ejecutivos importantes están a